Tengo un bebé. Un niño precioso que me está enseñando a ser mamá. Y yo, que no soy más que una alumna, con la gran suerte de tener un maestro como él, estoy tan agotada, tan hecha polvo, que no consigo disfrutar de él...
A pesar de que tengo claro:
- Que no me hace daño en el pecho a propósito.
- Que cuando llora es que no se encuentra bien, no que quiera fastidiarme el sueño o el descanso.
- Que todavía no es consciente de ninguno de sus actos.
- Que me necesita para sentirse bien...
No puedo evitar creer lo mismo que todo el mundo: que me está fastidiando, que no me deja dormir... y es que la lección de esta semana es que la teoría y la práctica nunca estuvieron tan distanciadas como en lo que al cuidado de un bebé se refiere... Da igual que tengas un master... o mil... Es indiferente que trabajes en "el gremio"...
La ventaja que otorga el descanso y la distancia emocional en lo profesional, es precisamente lo que te nubla la vista cuando te conviertes en madre...
Aunque a veces verbalice cosas como que "estoy enfadada con el bebé" o que "no le voy a dar pecho nunca más", lo que en realidad quiero decir es que LE QUIERO MUCHO y que ME GUSTARÍA QUE ESTUVIESE SIEMPRE TRANQUILO Y FELIZ... Lo que me está sucediendo es, básicamente, que cuando él está triste Yo me siento culpable... y encima no tengo la serenidad mental y emocional que necesitaría para hacer frente a esto de la mejor manera posible.
